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Transición o desaparición. Paula Román, febrero 2021

La neurociencia describe la neofobia como el miedo al cambio. Es una reacción del sistema nervioso central intrínseca a los seres vivos y más particularmente al ser humano. Es posible que nuestra sociedad haya padecido de neofobia y que, por ello, a pesar de los numerosos avisos que llevamos recibiendo del planeta durante años, nos hayamos resistido a abordar una transición energética en serio hasta ahora.

Ahora bien, si hay una fuerza innata a cualquier ser vivo es el instinto de supervivencia, y es ese instinto el que ha llevado a la sociedad a entender que nos encontramos ante una disyuntiva: transición o desaparición.

Las empresas, como parte fundamental de la sociedad, no son ajenas a esta circunstancia y 2020 y la crisis causada por la pandemia han puesto de manifiesto, revelando la volatilidad de la demanda de los recursos fósiles, que el futuro de las compañías pasa, en gran medida, por su capacidad de adaptación a la transición energética.

Porque lo demanda la sociedad. Un ejemplo claro lo podemos ver en el aumento de la demanda de vehículos eléctricos. Según datos de la consultora PwC, en el tercer trimestre de 2020, sus ventas en Europa aumentaron un 128% con respecto al mismo periodo del año anterior. Del mismo modo, la demanda de instalaciones de autoconsumo batió su marca en 2020 con 596 nuevos MW instalados según UNEF. Y aunque pueda parecer que esto solo afecta a las empresas del sector energético, la realidad es muy diferente. El perfil del consumidor cada vez es más exigente con la responsabilidad social de las empresas a las que demanda sus productos o servicios. Es un consumidor más concienciado y dispuesto a elegir o descartar a una compañía en función de sus compromisos con el medio ambiente y la sostenibilidad.

Inversión y crecimiento. En 2020 se ha invertido la cifra récord de 500.000 millones de euros en energía limpias, según un análisis de Bloomberg. Estas inversiones, públicas y privadas, demuestran la tendencia del mercado y donde está el futuro de la rentabilidad. Prueba de ello, es uno de los fondos más cotizados en este momento: el Fondo de Recuperación de la Unión Europea. En total 750.000 millones de euros, 75.000 millones para España, con un 40% destinado a transición ecológica.

Captación y retención de talento. Según un estudio de la consultora Robert Walters, el sector de las energías renovables impulsará la demanda de talento en 2021. Los perfiles con mayor cualificación y por tanto, más demandados, siempre optarán por participar en proyectos más orientados al futuro, a la evolución y que estén en línea con sus inquietudes y preocupaciones.

La regulación lo impone. 2020 también ha supuesto el año en el que en España se ha aprobado oficialmente la Declaración de Emergencia Climática y Ambiental. Una de sus consecuencias, ha sido la tramitación que se está llevando en el Congreso del Proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética, y que se prevé se apruebe en los próximos meses, por la que se eleva hasta el 23% la reducción de emisiones para 2030 respecto a 1990. Además, la participación de renovables en el consumo debe alcanzar el 74% para ese mismo año.

Todo esto nos lleva al titular de este artículo. Como ha pasado con la digitalización de los servicios -Netflix, Amazon, Uber- frente al modelo tradicional -videoclubs, librerías, taxis- las empresas que no sepan adaptarse a esta nueva revolución corren el peligro de quedarse atrás.

Sin embargo, el papel de otras compañías es muy diferente. Es el caso, por ejemplo, de Feníe Energía que parte con la ventaja de llevar la transición energética en su ADN. De ser impulsores de este nuevo modelo y de haber nacido como ‘nativos-mediambientales’.

En este caso, su rol es el de acompañar a otros, empresas y particulares, en esta transición, en ocasiones complicada y que algunos, por desconocimiento, afrontan con miedo. Por eso, es importante afrontarlo ofreciendo certidumbres, con el conocimiento necesario y la experiencia como aval. Como en todo gran cambio, contar con ayuda de profesionales y expertos, es imprescindible para construir el futuro de manera inteligente, eficiente y efectiva.

Paula Román, Directora General de Feníe Energía.

Empresa Miembro de la Fundación Privada Empresa y Clima